Símbolo por antonomasia del pueblo, el puente románico de Capella es uno de las muestras más elegantes de estas estructuras civiles que reposan sobre el río Isábena conformando una recorrido de obligada visita turística en Ribagorza. Su origen es bajomedieval (siglo XIII) aunque su apariencia actual reside en la restauración destacada que se solventó a principios de la actual centuria. Está catalogado como Bien de Interés Cultural.
Se trata de un puente de grandes dimensiones, unos 60 metros de longitud, distancia muy superior al cauce actual del río, por lo que sus pilonas y arcos se aposentan sobre la tierra. Su mayor característica son sus ocho ojos de medio punto que decrecen en tamaño desde la grandiosidad del principal, que presenta tres centros y 20 metros de amplitud.
Los espolones triangulares sobre los que destacan las poderosas pilastras aumentan la resistencia ante el fuerte caudal del deshielo y siluetean de forma esbelta un puente de doble vertiente popularmente conocida como 'lomo de asno', por su semejanza con la espalda de un rocín. Proporcionalmente a la envergadura de la obra, es estrecho: unos 2,8 metros, lo cual era frecuente en los puentes medievales para evitar las grandes presiones sobre los arcos y garantizar su estabilidad. Hasta hace poco tiempo era traspasado por los tractores que acudían a la otra orilla a realizar labores agrícolas. Está pavimentado con cantos de piedra.